Ayer el Bitcoin cayó por debajo de los $92.000 después de acercarse brevemente a los $100.000 la semana pasada. Tales fluctuaciones de precios perturban el estado actual del mercado de criptomonedas.

La caída por debajo de los $92.000 y el breve acercamiento a los $100.000 refleja un sentimiento tanto positivo como negativo. Tal caída puede atribuirse a las primas de los plazos de los bonos del Tesoro estadounidense, que han reducido el papel del Bitcoin como herramienta de cobertura frente a los mercados financieros tradicionales.

Existe una gran posibilidad de que el Bitcoin caiga hasta los $88.700 antes de que empiece a recuperarse.

Las continuas oscilaciones, aunque suponen un reto para los operadores, representan una corrección saludable del mercado.

Y según Jeff Kendrick, estratega de activos digitales de Standard Chartered, el Bitcoin podría subir a los $125.000 a finales de este año y a los $200.000 en 2025.

Las conclusiones de los analistas sobre la posible subida del precio del mercado a los $125.000 a finales de año y a los $200.000 en 2025 asustan a algunos. Sin embargo, la cautela sobre la posibilidad de una caída a $88.700 habla de los riesgos y la volatilidad del mercado.

Un factor importante en la reciente caída del Bitcoin es el vencimiento de las opciones. Esto suele provocar importantes oscilaciones de precios. Pero la aprobación de los ETF al contado de Ethereum por parte de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos podría acelerar el creciente interés en otros activos digitales como Solana y XRP, y pronto podrían seguir un camino similar, alimentando el mercado de criptomonedas en su conjunto.

Las proyecciones de Michael Saylor, de MicroStrategy, de una capitalización de mercado del Bitcoin de $250 billones para 2045 parecen ambiciosas, con cada Bitcoin valorado en $13 millones. Esto sugiere que el bitcoin proporcionará las condiciones para el sistema financiero del futuro. El continuo crecimiento de la inversión institucional y la aceptación social de las criptomonedas podrían abrir nuevos horizontes para el Bitcoin y otros activos digitales.

De este modo, el futuro de la criptomoneda y de todo el mercado estará protegido de las decisiones reguladoras. Y también los activos digitales serán plenamente aceptados por los usuarios e inversores de los mercados financieros tradicionales.